aceite de oliva dieta mediterranea
Foto: Unsplash
Tiempo de lectura estimado: 3 minutos.

Siempre que se habla de patrones alimentarios es cuando los países del sur de Europa, y sobre todo los españoles, sacamos «pecho» e idolatramos y presumimos del patrón de dieta mediterránea.

El cual, además de ser saludable, organolépticamente lo tachamos de «insuperable», pues bien es cierto que la dieta mediterránea ha reportado numerosos beneficios para la salud de forma general y no es para menos, ya que se trata de un patrón de dieta cuya base son las verduras, hortalizas, legumbre y cereales, y proporcionalmente con un mínimo consumo de productos de origen animal.

A esto hay que añadirle un aspecto muy importante, que es la preparación de los platos, el tratamiento del producto, la selección de ingredientes.

En definitiva, es un tipo de dieta variada, equilibrada y bastante aceptable, basada en la cocina tradicional con ingredientes propios de la zona mediterránea.

Beneficios de la dieta mediterránea

Al tener estas características, la dieta mediterránea pasa a ser un patrón dietético muy completo, ya sea orientado a la salud como al rendimiento deportivo, pues es capaz de proporcionarnos:

  • Un rico aporte de hidratos de carbono complejos y de calidad a base de cereales.
  • Alimentos grasos con muy buen perfil lipídico, como es el caso del aceite de oliva o el Omega 3.
  • Gran protagonismo de verduras en nuestros platos, otorgándonos antioxidantes, fibra y nutrientes beneficiosos para la salud y recuperación muscular.
  • Proteína de calidad a partir de la carne, el pescado o las legumbres.
  • Todo lo comentado además de un tratamiento culinario idóneo, generando platos muy sabrosos.

Aún así, esto no quiere decir perse que valga para todo el mundo, siempre debemos tener en cuenta el factor cultural de la persona, por lo que este patrón es más interesante, justamente, para aquella población que se encuentra en esa zona geográfica.

RECOMENDAMOS: DIETA PALEO, ¿QUÉ ALIMENTOS INCLUYE? ENTIENDE SUS BASES NUTRICIONALES.

Es decir, para una persona que vive en el norte de Europa, en Asia o en Sudamérica el mero hecho de seguir este tipo de dieta puede ser bastante dificultoso y no por norma general más «saludable».

Esto es debido a que debemos tener en cuenta los alimentos propios de cada región, su disponibilidad además del conocimiento que la población tiene del producto para poder tratarlo y/o consumirlo adecuadamente.

Alimentos que forman la dieta mediterránea

Como es el caso de España, podemos presumir de ciertos alimentos con calidad nutricional para incluir en la dieta mediterránea. Algunos de estos generales son:

  • Aceite de oliva
  • Alimentos de origen vegetal (verduras, frutas, legumbres, frutos secos,…)
  • Cereales
  • Productos lácteos
  • Carne fresca
  • Huevos
  • Pescado

De manera general, los alimentos que se alejan de lo procesado, frescos y de temporada son los más adecuados.

Además, y por suerte, estos últimos tenemos la oportunidad de consumirlos en su mejor momento, beneficiándonos directamente de ellos.

Entonces, ¿es recomendable seguir la dieta mediterránea? ¿por qué ha perdido popularidad?

Y aquí está el problema con la dieta mediterránea y es que, como he dicho en el título, se nos ha ido de Erasmus.

Presumimos de dieta mediterránea, pero ¿cuántas personas realmente siguen un patrón de dieta mediterráneo?

Me aventuro a decir que muy pocas. La sociedad esta adquiriendo una tendencia de consumo cada vez más hiperproteico, mayor consumo de ultraprocesados, menos cantidad de verduras y hortalizas, consumo y/o publicidad de alimentos impropios de nuestra zona geográfica que tienden a aumentar el desconocimiento de estos a la par que sobrevalorarlos.

RECOMENDAMOS: REAL FOOD, ¿SALUD O MODA? ¿CUALES SON SUS BASES?

La globalización está cambiando nuestros hábitos alimenticios, y esto no tiene por qué ser perjudicial, siempre y cuando no cambiemos a peor.

Por ello es importante la figura del nutricionista, ya que nos brinda la información necesaria sobre ciertos alimentos que no estamos acostumbrados a consumir, pudiéndolos incluir en nuestra dieta sin alterar la calidad de esta, incluso pudiéndola aumentar en ciertos casos.

Este artículo no es una crítica en sí a aquellos patrones diferentes al mediterráneo, simplemente una perspectiva de la situación, podemos incluir alimentos de otras partes del mundo a nuestra dieta si así lo deseamos y mantener la calidad de esta si lo hacemos correctamente.

Pero debemos tener cuidado a la hora de realizar este ejercicio ya que las industrias alimentarias aprovechan el desconocimiento de la población para implantar distintos tipos de alimentos que parecen ser más «sanos».

Incluso la publicidad nos puede hacer pensar que si queremos tener una dieta saludable no podemos no consumir dichos alimentos, cuando en la mayoría de ocasiones puede ser que nos devalúen nuestros hábitos alimenticios.

En nutrición, como siempre, hay que tener en cuenta el contexto y no todo vale, un alimento puede beneficiar a una persona y perjudicar a otra, o simplemente pasar desapercibido.

En conclusión, trata de mantener el patrón mediterráneo siempre que puedas y se adapte a tus necesidades, y si lo cambias, que no sea para peor.

Deja tu comentario

¡Por favor, introduzca su comentario!
Por favor, introduce tu nombre aquí